ROMPIENDO LAS REGLAS.
Hoy me encuentro pensando sobre una pregunta que siempre me
ha estado rondando en la cabeza: ¿Realmente necesitamos pasar por la escuela
tradicional para aprender lo que necesitamos en la vida? Al entrar a la
universidad, la emoción y la ansiedad se mezclaron. Como todos, comencé a
imaginarme cómo la educación formal sería el camino para llegar a mis sueños.
Sin embargo, a medida que pasaban los meses, algo comenzó a cambiar dentro de
mí. Algo no encajaba. Me di cuenta de que, tal vez, la educación, tal como la
conocemos, está mucho más ligada a un sistema económico y social que no siempre
nos da las respuestas que necesitamos.
Recuerdo una clase en particular, donde discutimos un texto
de Iván Illich que nos mandaron para leer. Fue como un “clic” en mi mente. De
repente, me encontré preguntándome: ¿Y si realmente la escuela no es el único
lugar donde aprendemos lo que necesitamos? En ese momento, sentí que mi visión
de la educación estaba dando un giro radical. Illich, con su mirada crítica,
nos invita a pensar si, en lugar de hacernos más sabios, el sistema educativo
nos condiciona a seguir un camino rígido, donde no siempre se valora lo que
verdaderamente importa para enfrentarnos al mundo real.
Sus palabras no solo me hicieron cuestionar la eficacia de
la educación tradicional, sino también la forma en la que nos enseñan a ver el
conocimiento. Según Illich, la escuela muchas veces nos “lava el cerebro” para
que pensemos que lo más importante es obtener un título y un diploma, pero no
necesariamente el conocimiento real que necesitamos para vivir. Pensé en los
estudiantes como yo, que estamos atrapados en un sistema que no siempre se
adapta a nuestras necesidades o intereses. ¿Es que realmente estamos
aprendiendo lo que nos prepara para el mundo que estamos viviendo ahora? O,
¿será que estamos aprendiendo para un mundo que ya no existe, o que está
cambiando demasiado rápido para que la educación tradicional lo siga?
Esto nos llevó en clase a profundizar en nuevas teorías, como la de
las Comunidades de Práctica de Lave y Wenger, que me abrieron una perspectiva
completamente distinta. Ellos defienden que el verdadero aprendizaje no siempre
ocurre en aulas tradicionales, sino en comunidades donde las personas comparten
intereses comunes y practican juntas. Pensé en mis propios ejemplos: las veces
que, en lugar de estudiar una teoría en clase, he aprendido algo valioso
simplemente practicando. Recuerdo esos momentos en los que, al hacer un trabajo
en grupo, o incluso al preparar una presentación para una clase, aprendo mucho
más que con los apuntes de cualquier examen. Porque es cuando hago algo, cuando
interactúo con otros y comparto ideas, cuando realmente el aprendizaje tiene
valor.
Me acuerdo también del proyecto que hicimos en la primera sesión, donde éramos los propios alumnos los que aportabamos un nuevo conocimiento a la comunidad(Trueque de saberes). Al principio pensé que sería solo una
actividad más, pero, sorprendentemente, descubrí que allí aprendí mucho más que
en algunos de mis cursos formales. La forma en que nos enseñábamos mutuamente,
el aprendizaje que surgía de las experiencias reales me hizo pensar: ¿y si ese
tipo de aprendizaje fuera el camino del futuro? ¿Por qué nos limitamos a la
escuela tradicional, cuando podemos aprender de las experiencias que vivimos
todos los días?
Entonces, nos encontramos con el Conectivismo de George
Siemens. En un mundo tan digitalizado como el nuestro, el aprendizaje ya no es
algo que ocurre solo en un aula cerrada, sino que se da en redes, a través de
conexiones entre personas y plataformas en línea. Me dio una perspectiva
completamente diferente: el aprendizaje está a solo un clic de distancia. Los
foros, los grupos en redes sociales, los videos de YouTube... todo eso se ha
convertido en mi aula. ¿Realmente necesitamos sentarnos durante horas en una
clase para aprender? Ahora, por ejemplo, puedo aprender algo nuevo todos los
días sin necesidad de tener un título oficial que lo valide. Simplemente con
conectarme a una llamada online, puedo aprender de alguien que esté en la otra
punta del mundo, y lo mejor de todo es que, en muchas ocasiones, ese
aprendizaje no se mide por un examen, sino por la capacidad de aplicar lo
aprendido.
Recuerdo que el cuatrimestre pasado, por ejemplo, me encontré con una serie de dificultades para saber manejar la aplicación de javamovi y fue a través de tutoriales en youtube que me enseñaron claramente cómo funcionaba la aplicación que necesitaba para esa asignatura. ¡Jamás pensé que aprender a usar esa aplicación fuera tan sencillo! No lo aprendí de un profesor en un aula, sino de tutoriales hechos por personas que compartían su experiencia online a través de los vídeos. Fue una experiencia que me abrió los ojos sobre lo mucho que puede aprenderse fuera de la escuela tradicional, usando las redes y la información disponible.
Ahora, cada vez que me pregunto si realmente estoy
aprendiendo algo, me acuerdo de esta reflexión: "El
conocimiento no se encuentra en el diploma, sino en la experiencia y la
práctica que adquirimos a lo largo del camino". La verdad es que,
aunque el sistema escolar tiene su valor, cada vez más me doy cuenta de que el
verdadero aprendizaje ocurre fuera de las paredes del aula. Y eso no significa
rechazar la escuela, sino cuestionar cómo podríamos aprender de manera más libre,
conectada y aplicada a lo que realmente necesitamos.
Así que, la próxima vez que me enfrente a una nueva lección,
me preguntaré: ¿realmente necesito estudiar esto de manera tradicional, o puedo
aprender de una forma más práctica, conectando con otros y aplicando lo que sé?
¿Y tú? ¿Te has sentido alguna vez más inspirado aprendiendo fuera de la escuela
tradicional?
Me ha encantado tu reflexión sobre el aprendizaje más allá de la escuela tradicional. Creo que cada vez es más evidente que el conocimiento no se limita a las aulas, sino que se expande a través de la práctica, la comunidad y las redes. Tu experiencia con los tutoriales online y el ‘trueque de saberes’ me ha recordado lo importante que es aprender de otros de manera colaborativa. Quizás la solución no sea rechazar la educación formal, sino complementarla con experiencias más dinámicas y aplicadas. ¿Has pensado en cómo podría evolucionar el sistema educativo para integrar mejor estos enfoques alternativos?
ResponderEliminarEs una gran pregunta y creo que el sistema educativo debe evolucionar para adaptarse a este mundo en constante cambio. Más que rechazar la educación formal, quizás el reto está en transformarla en algo más dinámico, práctico y conectado con la realidad. La multiculturalidad y la tecnología nos están dando nuevas herramientas para aprender de manera más flexible y personalizada. Pero no me quiero adelantar porque sobre eso trata la próxima entrada en la que sigo trabajando que pronto estará publicada !!!Un saludo.
EliminarA veces da un poco de miedo tanta digitalidad, relaciones a través de las redes, pero y las relaciones sociales de tú a tú, ¿ dónde están quedando?
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